La felicidad pisando fuerte

The Value of Hapiness. Es la portada de la Harvard Business Review de enero/febrero 2012 (http://hbr.org/magazine), con abordajes del tema de la felicidad desde distintas disciplinas, la economía, las neurociencias, la estrategia y la psicología positiva, entre otras. En las notas, interesantes datos. Por ejemplo, las investigaciones que muestran el impacto de la “felicidad” en el desempeño de los colaboradores.

Queda fuera de duda: la gente que tiene una mentalidad positive performa mejor frente a los desafíos. Desde esta rama de la psicología, las investigaciones de Sonja Lyubomirsky, Laura King, and Ed Diener muestran evidencias claras de la causalidad entre la satisfacción en la vida y el desempeño.

Nosotros, en WHALECOM, estudiamos los aportes de la Psicología Positiva en el verano del 2009, convencidos del impacto diferencial del líder con pensamiento positivo en su equipo y en cada uno de los miembros. Nos planteamos aprovechar los aportes de la Psicología Positiva a la gestión de equipos y en la formación de los líderes en nuestros Programas de desarrollo.

Algunas compañías ya están instalando modelos de liderazgo basados en los principios de esta, la ciencia de la felicidad, como por ejemplo McKinsey y su modelo de Liderazgo Centrado (“centered leadership”)[1]  que enfatiza el rol de las emociones positivas, basándose en la hipótesis de que los jefes y gerentes que piensan y actúan de esa manera tienen mayores niveles de satisfacción personal y logran mejor clima, menor rotación, mayor compromiso y productividad  en sus equipos de trabajo. De las 5 dimensiones del modelo de McKinsey (Sentido, Energía, Pensamiento Positivo, Conexiones y Compromiso), todo inicia con el sentido, que es la fuente de motivación mayor.

Como ejemplo de esto, les cuento lo que viví hace un par de años en una charla a un pequeño grupo de empresarios entre los cuales estaba yo,  del Director de Operaciones de Microsoft, Kevin Turner. Contó que antes de pasar a Microsoft él se sentía muy satisfecho en su anterior trabajo en una cadena de supermercados, como ejecutivo Top, superreconocido, dudando hacer un cambio laboral. Pero lo que lo hizo decidir fue que Bill Gates le preguntó: “Y, Kevin, ¿te decidiste a formar parte del grupo que va a cambiar el mundo?” Según Kevin, es una propuesta imbatible, porque no hay mejor situación en el trabajo que hacer cosas que tienen un sentido más allá de uno mismo. El sentido, primero.

Por otro lado, y como lo demuestra este número de la HBR, una de las tendencias macro del sXXI  es la mejora de la calidad de vida y el bienestar individual y grupal.

En 2002 Martin Seligman y sus colaboradores formaron  una nueva rama de la Psicología, denominada Positiva, que tiene como objetivo comprender y facilitar la felicidad y el bienestar subjetivo. Las investigaciones se relacionan con los factores que contribuyen al funcionamiento humano óptimo.

El trabajo, cuando tiene sentido y genera satisfacción, es fuente de plenitud. Otro gran aporte de la Psicología Positiva! Se da vuelta la tortilla: según el pensamiento tradicional, el trabajo es un sacrificio, la gente prefiere no trabajar y la felicidad está ligada al ocio. Sin embargo, las investigaciones de la Psicología Positiva y esencialmente  la Teoría del Flow de Mihaly Csikzentmihalyi[2]  demuestran que el trabajo es fuente de energía y de plenitud por ser una de las situaciones en que se dan con mayor frecuencia lo que denomina “estado de fluidez”.

Incorporar los lineamientos de la Psicología Positiva a la gestión de equipos fortalece las habilidades del management para crear contextos de trabajo con mejor clima y mayor satisfacción de los colaboradores.

Para los que se inician en estos temas, les recomiendo leer el libro de Sonia Lyubomirsky y el Aprender a Fluir de Mihaly Csikzentmihaly, llamado Tom por sus amigos.

Seguiremos con este tema en otros posts!

 


[1] McKinsey Quarterly, Centered Leadership: How Talented Women Thrive, 2008, N. 4

[2] – Csikszentmihalyi, M. (1996)Fluir (Flow). Una psicología de la felicidad. Kairós, Barcelona, -Csikszentmihalyi, M.(1998)Aprender a fluir. Kairós, Barcelona

 

La revolución de la colaboración

Así como la revolución industrial fue un quiebre en la forma de hacer las cosas, impactando en miles de variables, como el trabajo, las migraciones, etc…, hoy vivimos otro momento disruptivo… solo que estamos metidos en el medio y no nos damos cuenta. Ya, dentro de unas décadas, será llamado de alguna manera…. La revolución de la colaboración o la revolución digital. Como dice Dan Tapscott, de la producción de masas a la colaboración de masas.

Foto: surfamped.com

Nuevamente, cambian las formas de hacer las cosas impactando a diestra y siniestra. Mientras en el siglo XX el poder era suma 0, en el siglo XXI cuanto más poder tienen los individuos en una red o estructura, más poderosa es esa organización. Cambian las estructuras organizativas: todos interconectados en una matriz. Cambian los modelos de negocio: lo que antes era un aporte de valor, en el futuro deberá modificarse. Se transforma la relación con el cliente… La comunicación no es más unidireccional, sino de múltiples vías. Cambian las formas de trabajar … la gente no quiere “ir” a trabajar y no tolera reuniones inútiles. La gente aprende de otra forma: el conocimiento está disponible, las personas se autogestionan y aprende haciendo. Los tiempos se aceleran, las respuestas valoradas son las inmediatas, el on line y on time es la clave.

Como si esto fuera poco, todo lo rutinario se automatiza, cambia la relación del hombre con la máquina, que se convierte en su fuente de información. Crecen las tercerizaciones, pero no para generar ahorros sino para lograr innovación y velocidad. Se necesita mucha gente analizando y filtrando información.

La autoridad tal como la conocimos desaparece… la toma de decisiones y creación top down se recrea y convierte en un modelo en el que se espera que todos, de todas partes, puedan contribuir con ideas, innovación e información.

Los líderes, gestionando el caos.

Son tantos los cambios que ocurrirán en esta década, que muchas empresas perderán el tren. Algunos modelos de negocios que fueron exitosos en el siglo XX perecerán.

Hay que pensar en el futuro y anticipar, o el futuro te dará vuelta como una ola hawaiana al surfista inexperto.